miércoles, 1 de enero de 2020

¿Qué es la literatura?

¿Qué es la literatura?
Effe Montesdeoca

I
La literatura. Bueno, es una cosa que algunos especialistas dicen que ya no saben bien qué es, puesto que no está hecha sino de palabras. Palabras iguales a las que usamos todos los días (algunas no tan iguales), pero, en todo caso, dice por ejemplo Jonathan Culler, que las transformaciones que le hace la literatura al lenguaje son transformaciones que también nosotros le hacemos al lenguaje todos los días. Transformaciones simples, a veces, como cuando decimos “buenas”, en lugar de “buenos días”; o cuando decimos que le “buscamos tres pies al gato”, para decir que algo es complicado; o cuando decimos “ni el sol te calienta” para decir que alguien está muy desanimado.

Estos cambios pequeños son intervenciones que la literatura también usa. ¿Una metáfora?: “Eres un farol”, para referirse a alguien a quien le gusta llamar la atención, y que quiere decir que se parece a un farol de la calle, que desde lejos, con su luz, llama la atención, ¿no es cierto? O una forma de la comparación: “No te hagas el que la virgen te habla”, para decir que alguien hace como que no oye nada de lo que le están diciendo (porque no le conviene), como si estuviera oyendo a la mismísima virgen de Guadalupe que se le presenta (o de Juquila) (O de la Soledad). Una metonimia: “Celuléame”, que se refiere a algo con el nombre de otra cosa, porque en lugar de referirse a la acción para decir “llámame por celular”, se refiere nada más al objeto con el que se hacen las llamadas; o, también: “¿Ya leíste a Rulfo?”, en lugar de referirse a un libro de Rulfo.
II
Bueno, este tipo de cosas (metáforas, comparaciones, metonimias y otras muchas) se llaman operaciones retóricas (en literatura), pero como vimos, las usamos, las reusamos y las inventamos todos nosotros, todos los días, cuando nos comunicamos normal y no estamos haciendo literatura.

Esta es una parte muy elemental de lo que decimos que es la literatura; o sea, este tipo de funciones, de intervenciones sobre las palabras, sobre el lenguaje, pero como vimos, estas operaciones son naturales a todo el lenguaje, no sólo al literario. Entonces, por fin, ¿qué es lo que hace diferente a la literatura? ¿O no es diferente? ¿O sólo depende de que muchas personas en todo el mundo se hayan puesto de acuerdo en clasificar qué es la literatura y qué no? Bueno, si es así (y yo creo que sí), de todas maneras se pusieron de acuerdo definiendo algunas características.
III
Pierre Bourdieu, que es un sociólogo de la segunda mitad del siglo XX dice, en pocas palabras, que hay grupos de personas que controlan las clasificaciones, o sea, que han definido conceptos que se establecen como verdades. A estos grupos (muy grandes, de comunidades en todo el mundo) Pierre Bourdieu los llama "campos". Así, por ejemplo, el campo de la literatura y sus conceptos y definiciones considerados verdaderos son controlados por los editores, las librerías, los medios de comunicación, los críticos, los teóricos de la literatura, el sistema educativo y, también, los consumidores de literatura (o sea, los lectores). Así, en la escuela nos dicen que "algo" es literatura, lo aceptamos y ayudamos a reafirmarlo.
Claro, no todo mundo está de acuerdo en todo, ni todo el tiempo, y hay discusiones y contradicciones, y hay también innovaciones y cambios de conceptos (y a veces mucha confusión).
IV
Para Michel Foucault, un filósofo (también de la segunda mitad del siglo XX), la literatura es un fenómeno virtual, porque aparece al utilizar el lenguaje, un lenguaje que viene de la misma fuente, o sea del lenguaje de todos los días (más o menos) de una comunidad, pero que se usa de tal manera, este lenguaje, que a fin de cuentas dice las cosas de una manera diferente, porque se trata de un lenguaje que se quiere hacer notar. ¿Cómo se hace notar?: por el esfuerzo de cada escritor por anunciar que no sólo está contando una historia con un lenguaje que quiere sonar distinto, sino que cada escritor trata de construir una voz propia ("única") que se "anuncia" como literatura, sin dejar de ser más o menos el lenguaje que todos conocemos. 

Es un acto difícil, éste, de caminar por la cuerda floja del lenguaje, y de hecho, es igual que caminar: todos caminamos, más o menos igual (así, en lo general, aunque en realidad cada quien camina con su propio estilo, con su propia "voz"), pero, por ejemplo, las modelos en la pasarela hacen notar que su forma de caminar es distinta; así que si alguien caminara así en la calle, lo notaríamos, nos daríamos cuenta de la diferencia y entonces decimos que camina como modelo (y fuera de lugar, porque la calle no está para pasarelas). Como eso es lo que pasa con la literatura.
V
En un ejemplo más extremo podríamos decir que escribir literatura es (a veces) como caminar, pero no sólo como una modelo, sino, además, sobre una cuerda floja, para hacer notar que caminar no sólo es caminar, sino una actividad extrema, siempre en riesgo. ¿En riesgo de qué? Pues en riesgo de caerse. ¿Pero cómo se cae uno del lenguaje? Cuando deja de entenderse. Es un riesgo en el que constantemente se pone la literatura; por eso, aunque estemos sentados cuando escribimos y cuando leemos literatura, estamos haciendo un deporte extremo (de músculo cerebral, a la vez de álgebra, bioquímica y emocional). Por eso la literatura tiene hoy, proporcionalmente, tan pocos lectores, porque muchos de los que se acercan se caen del lenguaje porque se aburren, o porque creen que es difícil, se pierden y no saben ya de qué habla el escritor, porque habla español como si hablara chino, etcétera.
VI
Por eso yo estoy convencido (y algunos teóricos también) de que hay una serie de obras para ser leídas que se confunden con la literatura aunque no son literatura. Se confunden porque se parecen, porque han tomado algunas estrategias y estructuras que vienen de la misma fuente (o sea, del lenguaje). ¿Por ejemplo? Vamos a ver el género de la novela. Hay novelas literarias y novelas que no son literarias (aunque las dos sean novelas). Un ejemplo muy común de las novelas no literarias es el de las novelas de entretenimiento. Usan el lenguaje sin hacer equilibrismo. Y yo no digo que esto está mal, sólo digo que usan el lenguaje de una manera diferente a como trata de usarlo la literatura. 

¿Cómo usan pues las novelas de entretenimiento el lenguaje? Lo usan de manera convencional, digamos que normal, sin complicaciones, o sea, de una manera que algunos teóricos llaman "transparente" (Todorov), o "grado cero" (Barthes), y que quiere decir que el lenguaje no se nota, pasa a segundo o a tercer plano y lo único que importa es la historia, o o sea, lo que se cuenta. En estos casos entonces el lenguaje sirve como medio para algo que no es directamente el lenguaje mismo; esto quiere decir que el lenguaje sirve para que la historia que se cuenta sea lo principal, lo único principal, y eso está bien, pero no es lo que busca la literatura. Pertenecen a una tradición muy antigua y muy disfrutable, que nos ha unido y nos une en la comunidad humana. Claro que esta tradición depende del lenguaje, pero el lenguaje se nos olvida (porque es "transparente", no se destaca) y nos quedamos, casi nada más, con la película de la historia. 

Hay muy buenos contadores de historias (y también hay malos). Juego de tronos, de George Martin, creo que es un ejemplo de un buen contador de historias; es un buen escritor de novelas de entretenimiento, pero no es un escritor literario (aunque a veces incluso se acerca a lo literario, aunque predomina el entretenimiento). Hay otros, ¿no? (Harry Potter, Las crónicas de Narnia, Crepúsculo, Los juegos del hambre, Eragon, Entrevista con el vampiro, etc.). 

Hay otras formas de contar historias (otras formas de narrativas) que están muy presentes en nuestro mundo y se interrelacionan y se influyen entre sí, como el cine, las series, los videojuegos, los comics, los comerciales, los chismes, los chistes (los memes), etc.

VII
No se trata, tampoco, de que todos los escritores que tratan de escribir literatura sean buenos nada más por eso. También hay buenos y malos. Además, los criterios de lo que es bueno y malo en literatura y en arte pueden ser muy variables, cultural e individualmente, y dependen, también, de los caprichos de los gustos de cada quién. Por eso no hay que preocuparse mucho de lo que a uno le gusta leer. Nada más sería sería bueno tener una idea más general de los conceptos, de lo que puede ser o no ser literatura, ya que este concepto existe, lo usamos, y da lugar a diferentes interpretaciones.

El concepto de literatura en realidad es bastante reciente (mediados del siglo XIX). En cambio el acto de contar historias es tan antiguo como el lenguaje (milenios). Muchos textos que se escribieron antes de que se definiera con precisión el concepto de la literatura se hicieron con otra intención (textos religiosos, de enseñanzas, de convivencia, de diversión) como las mitologías, las canciones, los cuentos de hadas y las leyendas.

Vamos a ver ejemplos.
Si uno trata de explicar cómo se camina, pues diremos, sin más, algo como que los seres humanos caminamos en dos pies y que vamos poniendo un pie adelante mientras el otro queda atrás y luego el de atrás pasa adelante y el de adelante atrás. Ok. Ya de por sí, el hecho de describir de esta manera un acto que no hace falta describir, ya pone al lenguaje a hacer un poco de equilibrios en la cuerda, simplemente porque lo usamos para explicar algo que no hace falta ser explicado y eso, ya produce una primer sospecha (sólo sospecha) de literatura, además de los "juegos de lenguaje" al repetir palabras.
Pero, por ejemplo, en un diccionario en línea (el Word Reference) dice de caminar: "

caminar 
 1 intr. Ir andando de un lugar a otro:
 2 voy al trabajo caminando porque lo tengo a diez minutos.
 3 tr. Recorrer a pie determinada distancia:
 4 camina tres kilómetros diarios.
El diccionario de la Real Academia Española dice casi lo mismo:
caminar

De camino.
1. tr. Andar determinada distancia. Hoy he caminado diez kilómetros.
2. intr. Ir de viaje.
3. intr. Dicho de un hombre o de un animal: Ir andando de un lugar a otro.
4. intr. Dicho de una cosa inanimada: Seguir su curso. Caminar los ríos, los planetas.
5. intr. Dirigirse a un lugar o meta, avanzar hacia él.

Son explicaciones un poco tristes. Usan el lenguaje de una forma (demasiado) normal. Si no hablamos español y no sabemos qué quiere decir "caminar" seguro que sirve para entender la palabra.
Ahora, una acción de caminar un poco más especializada es la de "subir una escalera", y la podemos describir, así muy simple y muy clara: subir una escalera es caminar siguiendo los escalones que se dirigen hacia arriba o hacia abajo. "Ah, ok, ya entendí, gracias". Pero un escritor latinoamericano del siglo XX, argentino, llamado Julio Cortázar, escribió entre otras instrucciones, unas para subir una escalera, y lo hizo por medio de su escritura (literaria). Va así:

Instrucciones para subir una escalera
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso. Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie). Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Hasta aquí el cuento. Ahora una pregunta: ¿Cuáles son esos "efectos" que hacen que este texto sea literario? 

  1. La “intertextualidad”, o sea, que finge escribir unas instrucciones que en realidad son un cuento. 
  2. Que describe un acto muy común y los elementos que participan en ese acto (los escalones, los pies, los zapatos) como si no los conociéramos. 
  3. Y entonces nos hace ver una realidad en la que vivimos todos los días como algo extraordinario. 
  4. Que entre los elementos comunes y las realidades cotidianas está el lenguaje presentado como una cosa diferente a la que estamos acostumbrados a leer en unas instrucciones y en el lenguaje de todos los días. Es decir, que anda en la cuerda floja, a punto de caerse, porque ¿a quién le interesa que le expliquen lo que no necesita ser explicado? Y sin embargo, se sostienen sus instrucciones, que en realidad son un cuento, y con suerte, hasta nos sorprende.

Otro ejemplo. Estamos acostumbrados a las declaraciones amorosas (de las canciones, de los antiguos poemas románticos, de las telenovelas, etc.), que dicen cosas como "te amo con todas mis fuerzas". "Te quiero tanto que no sé qué hacer". "No puedo vivir sin ti" y bueno, ustedes pongan más. Entonces, otro escritor, nacido en Suiza pero que se radicó primero en Argentina, y luego en México, toma este modelo de las declaraciones amorosas pero cambia el punto de vista, usando el lenguaje cotidiano para darle un sentido distinto, lo cual hace el efecto de lo literario. Va:

Diálogo amoroso
Sergio Golwarz

—Me adoro, mi vida, me adoro... A tu lado me quiero más que nunca; no te imaginas la ternura infinita que me inspiro.
—Yo me adoro muchísimo más....: ¡con locura!; no sabes la pasión que junto a ti siento por mí...
—No puedo, no puedo vivir sin mí...
—Ni yo sin mí.
—¡Cómo nos queremos!
—Sin que yo me ame la vida no vale nada.
—Yo también me amo con toda mi alma, sobre todo a tu lado...
—¡Dame una prueba de que te quieres!
—¡Sería capaz de dar la vida por mí!
—Eres el hombre más apasionado de la tierra...
—¡Cómo me quiero!
—¡Cómo me amo!

Otro ejemplo, que espero que también sea literatura es este texto que yo escribí. Es una minificción (los otros dos ejemplos que leímos también son minificciones). Lo que yo hice fue describir una acción cotidiana con un sentido fantástico y lo relacioné (intertextualmente) con la idea de un dicho: "el pez por la boca muere". Va:

Pez por boca

Los adolescentes hablan en clase no debido a que no les interese lo que dice el maestro (aunque es probable que esto sea cierto). Tampoco hablan porque estén aburridos (aunque con frecuencia lo están). Hablan porque si permanecen callados demasiado tiempo su función respiratoria disminuye, y corren el riesgo de morir ahogados si no hablan; así que hablan para respirar, esa es la verdad.

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